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9 de abril de 2007

CABALLO DE TROYA

"Yo no me averguenzo de Jesucristo" fueron las primeras palabras que leí en el libro de J.J. Benítez y claramente me llevó a meditar si es que yo me avergonzaba. Recuerdo que ese libro me intrigaba desde el colegio cuando Claudia me confesó que gracias a eso pudo acercarse más a Jesús y entender los misterios de su Vida. Ciertamente no me averguenzo y esbozo sonrisa cada vez que alguien me cuenta que a diario le agradece su Pasión, es como una complicidad la de compartir con alguien sea amigo o no, el hecho de ser creyentes y que a El le debemos todo cuanto tenemos. Por otra parte entiendo que si mi amor por Dios se manifestara cada vez que me va bien en la vida y las cosas resultan por fín como yo quiero, la verdad es que asumo que Dios me diría con justa razón... "Así no vale..." y claro, es tan difícil tener fé en estos tiempos que creo fielmente que quienes mantenemos la fe, ya debiéramos estar agradecidos.
Me estremeció UNA PASIÓN DE CRISTO en la pantalla grande por la impactante y cruda dirección de Mel Gibson, pero luego me critico por que ya sabiendo que un hombre de carne y hueso fué cruxificado tuve que ver el desgarro de los latigazos para valorarlo... me siento culpable a veces de pasar frente a los ojos tristes de un Cristo engrandecido por el dolor y no dimensionar su significado. Creo en definitiva que mi cruz es bastante pequeña y yo con eso me hago cada vez más invisible a los ojos de Dios porque no hago nada extraordinario con quererle, si al final El me ha dado tanto. En televisión vi este fin de semana a un señor que carecía de lo mínimo material para sobrevivir; techo y alimentos, sin embargo, aún cuando se cobijaba del frío con cartones y no tenía más alimento que un pedazo de pan en el día, le daba las gracias a Dios porque lo acompañaba, en ese momento imaginé a Dios pidiendo limosna en la calle, mientras lo acunaba en sus brazos.
Ya nada nos sorprende, ni un niño descalzo ni muerto por hambre, ni la miseria de quienes aceptan lo que sea porque apenas tienen el aire para vivir. Que mezquinos somos, a veces pienso que tanta vela encendida en las ánimas del cementerio dan para una taza de té y un pan a los que tres cuadras más abajo piden lo que no tienen.
Yo no me averguenzo de amar a Jesús, pero el no tener verguenza de que me sirve si por nada me quejo de todo a veces... como nunca esta Pascua de Resurrección me ha abierto los ojos, me resigno en el viejo dicho que más vale tarde que nunca, como nunca el agua del costado de Cristo me limpió el alma, haciendome ver que no cuesta nada dar la mano para levantar a alguien y que menos cuesta inclinar la cabeza para agradecer y permitir que se haga Su voluntad. No crean que antes de esto yo era un ogro del sistema neoliberal, já...es simplemente que creo haber encontrado a Cristo y de aquí repunta mi vida. No voy a vestir hábitos eso lo tengo más que claro... de monja ni un pelo já, pero si me haré el hábito de poner atención cada vez que lo escucho y me hago la sorda.Yo no me averguenzo de creer en Cristo y de necesitarlo cada día, yo no me averguenzo de ser felíz por eso. Felíz Pascua de Resurrección.