Siempre he pensado que la muerte es ir al encuentro del Padre. Recuerdo un sueño vívido y absolutamente maravilloso hace un tiempo atrás... debo haber tenido dos años en la imagen de mi sueño y Jesús sentado al lado de una ventana con la luz tenue de un amanecer me tomaba para adormecerme en sus brazos. Fué tan infinito el amor que sentí en ese sueño, que no dudé que se trataba del Nazareno y desde ese día concibo la muerte como un abrazo de amparo, de amor incondicional y de protección. Pero debo admitir sólo estoy preparada para mi muerte, y que espero la resignación para la muerte de los que amo.Como Spinetta le hiciera una canción yo pinto la escena para cuando "te encontraré una mañana dentro de mi habitación...";
Conmigo se irán imágenes de quienes quiero, fotografías y cartas en mi cajón.
En mis manos se sostiene un rosario.
En mi despedida una canción; Gracias a la vida...
Mi lecho será junto a mi abuelo Tito y en la jardinera encendida una vara de incienso...
(y si es posible una cueca inédita de mi tierra "Soy Torina")
Esta columna un tanto freak me quitó el sueño la semana del 17 y debido a la muerte violenta y cruel de dos personas que vi pasar un día... mi pensamiento fué "¿Que querían para su muerte... que esperaban de ella?"
Mi epitafio...lo olvidaba...
Aquí yace Cotis... Muerta de la ...Risa... ji ji ji
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