¡Un hijo, un hijo,un hijo! yo quise un hijo tuyo y mío, allá en los días del éxtasis ardiente, en los que hasta mis huesos temblaron de tu arrullo y un ancho resplandor creció sobre mi frente.
Decía;"¡un hijo!, como el árbol conmovido de primavera alarga sus yemas hacia el cielo. ¡Un hijo con los ojos de Cristo engrandecidos, la frente de estupor y los labios de anhelo"
Sus brazos en guirnalda a mi cuello
trenzados;
el río de mi vida bajando a él, fecundo,
y mis entrañas como perfume derramado
ungiendo con su marcha las colinas del
mundo.
Bienvenidos al sitio de Cota
Buena estrella para
vós...
4 de abril de 2006
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