Si volviera a nacer repetiría los momentos gratos... viviría con menos miedos y mas confianza. Cuando niña corría al galpón a escuchar la lluvia golpear el techo de zinc, subía el techo de mi casa para ver las estrellas, hacía pasteles de barro, caminaba descalza por las rigueras, escalaba árboles, me comía el corazón de la sandía, tenía un columpio en el acacio del antejardín, comía manzana rallada con merengue, veía "Cine en su casa" tomando té con pan con palta, jugaba a las adivinanzas y al Run-Run con mi tata viejo, y me adormecía en el sillón de paja. Si bien era niña sin mayores responsabilidades que lavarme los dientes y las manos antes de acostarme, cuidar mi bicicleta, y no dejar botada mi Abeja Maya cuando salía a jugar... tuve la posibilidad de crecer felíz. ¿ Y ahora que ya no crezco, mas bien envejezco... vivo feliz ???? A menudo veo estrellas fugaces, no me creo el cuento que sólo me pasa a mi, es sólo que siempre estoy mirando las estrellas y en un cielo depejado como éste siempre se vislumbra una de ellas, mi alma de "artista" me hace contemplar más de lo normal los atardeceres, los colores, los paisajes, me encanta el olor a tierra mojada, a eucaliptus, a frutilla, como Amelié sumerjo siempre mis manos en agua, en masas, en sacos con lentejas, porotos o arroz... y aunque ustedes no lo crean esos son momentos felices. Hace unos días Mario me hizo un regalo, me llevó a contemplar un atardecer en un campo de maravillas... con el viento en la cara despedimos hasta el último rayo de sol que se asomaba tras el cerro, un beso en la frente y esos ojitos de miel en los que me refugio son mi felicidad. Si soy felíz, la vida que vivo me hace felíz. Gracias Padre porque me oíste.
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