DIA UNO: "RUPERTEOS DE VERANO "... entiéndase por caerse al litro

Todo comenzó con la brilante idea de invitar a mi amigo y conviviente a Pichidegua, lo que por supuesto fué meritorio de un brindis, aunque para celebrar tan genial propuesta tuvieramos que recorrer medio Rancagua en busca de un licorcillo de trasnoche (hueones curaguillas). Cuando al fin lo encontramos se fué con nosotros para ser bebido con el secreto propósito de darle valor a mi amigo para que se decidiera por fin a acompañarme a reconocer esas lejanas tierras, convencido entre grados etílicos que tendría que tapar sus partes pudentas con una hoja de parra y que debía cazar kikes para alimentarse, logró lo imposible, afortunadamente no se arrepintió en el intento, debo reconocer que secuestrar a mi amigo borrachín y encañado fué un recurso poco digno pero válido... total igual lo pasó chancho y se rió con la cultura di campo de la que tanto le hablé.
Con el alcohol en el cuerpo y una vez pisando tierras Pichideguanas, abrumados por el silencio que solo interrumpía el canto de una codorniz o un gallo, decidimos salir a Rupertiar cuando aún no nos recuperabamos de la juerga de la noche anterior. Luego de pasar por el supermercado del centro a comprar un par de "Capel limón de pica sour" nos dirijimos a la casa de mis ahijados, que para mi acompañante vivían más lejos que la "conche sú"... una vez instalados en su amplio living procedimos a contar nuestras desgracias (típico de los cura'os) con un clásico "sírvame otro cantinero"... y de ahí empezó el Ruperteo máximo... desde el ataque de risa acordandonos de chistosidades de nuestra reciente y vigente juventud, hasta pasar al desconsuelo que provocaba ver el autito olvidado por Tatán en la calle y arrollado por la camioneta del gas, quien sin compasión lo hizo cagar...
Más prendíos que la llama de los juegos olímpicos en plena inauguración, nos dirijimos a La Torina, (auspiciados por Chicho, mi tío candidato a concejal en otras épocas), no sin antes pasar nuevamente al supermercado para adquirir otro par de botellas más de pisco sour, para disfrutarlo junto a la madre de tan ebria chiquilla y anfitriona de tan ilustre pero también ebria visita. Ya con el alcohol impregnado en el tufo y con la lengua trabada para deletrear cualquier nombre de trago, nos reunimos con mis ahijados y el connotado tenista en decadencia que es mi otro tío, (algo así como el Peter Rock de la comuna) en el siempre bien ponderado "Simbawer shop" a seguir bebiendo. Impactado quedó mi amigo cuando la dueña "echó a foca" porque los clientes la apuraban para atender... _"Se van a tener que esperar porque estoy sola atendiendo"- les dijo en un acento más o menos foráneo y no muy amable...cosas de un pueblo donde sólo hay un "Pub"... luego de estar completamente borrachos planeando los más diversos panoramas de fin de semana, que incluían pescar, armar lazos, ir al festival de La Semilla (próxima columna DIA DOS), recorrer las Azudas en bicicleta, acampar en Rapel o deleitarse con una casera mistela...decidimos regresar a casa a pata con la vista bastante nublada y con el aplanamiento de calles digno de "Ruperto" adquirido con anterioridad en nuestras piernas, caminando derechito por la linea discontinua de la calle ( o al menos eso creíamos), pasando a "mears" en los potreros olvidados sin cerca, haciendo estaciones casi como la caminata al santuario de Los Andes, esquivando las acequias, los caballos percherones pastando, y uno que otro auto que se divisaba en ese antro de ruralidad. Al llegar casa sanos y salvos no podíamos dejar de gritar " a gozar , a gozar" y es que "Ruperto" definitivamente se apoderó de nosotros y no nos importó que nos ascucharan...total cuando se está de vacaciones y en el poto del mundo no se perdona no caerse al litro... ¡amigui Salud!